sábado, 29 de agosto de 2015

"HURACÁN" (1.937) DE JOHN FORD Y JEAN TROELL


  





    Portada del libro de 1.947, propiedad de mi  padre, Antonio Boix Dols, quien espoleó siempre mi curiosidad por la tierra y sus gentes, me enseñó a entender las diferencias y fue el primero que, tras el estreno de la película de 1.979, me dio su libro para que comparara ambas historias. Esta entrada – como todo lo demás de mi vida - hubiera sido imposible sin su concurso. 


1.- INTRODUCCIÓN.

   La Antropología como ciencia surgió en el siglo XIX a partir de elementos teóricos como el debate entre monogenismo y poligenismo (Haddon), el evolucionismo (Boas y Greene) o el historicismo (Boas), y otras aportaciones, como las misiones religiosas (Tylor) y los relatos de viajes de los siglos XVI y XVII (Margaret Hodgen). Esta joven ciencia pronto desarrollaría una vertiente práctica muy potente, la Antropología Aplicada, en marcos de potencias coloniales, como los países europeos tras el Tratado de Berlín (1.885), o de convivencia pluricultural dentro de su propio territorio (Estados Unidos).
   La Antropología aplicada británica- ver en este mismo blog http://anthropotopia.blogspot.com/2013/03/malinowski-y-africa-indirect-rule-y.html - fue la primera en ver la necesidad de hacer etnografía de los territorios colonizados para implementar mejor el nuevo orden colonial. Los Estados Unidos, que contaban con el grave problema práctico de la diversidad cultural dentro de sus fronteras, una vez conseguidas sus posesiones coloniales en el Pacífico y el Caribe, optaron por comenzar aplicando el modelo británico hasta que desarrollaron su propia forma de colonialismo. Estados Unidos comenzó su aventura colonial externa a finales del siglo XIX, cuando su industrialización estaba ya completa, y dirigió sus ojos a las posesiones españolas en el Pacífico, que pasaron a su poder tras la guerra con España por las mismas en 1898. Más tarde, se hizo también con las posesiones que Alemania había comprado a España antes del desastre del 98, entre las que se encuentra Samoa, lugar donde Margaret Mead hizo su estudio sobre la adolescencia recogido en The coming of age in Samoa (1.928), y donde se desarrolla la película Huracán, de Jan Troell (1.979). Esta cinta es una versión  de otra película más antigua: Huracán sobre la isla (1.937), del gran John Ford, quien filmó la historia escrita por C. Nordhoff y J.N. Hall. Los cambios que podemos observar en las diferentes obras no responden tan solo a adaptaciones a nuevos tiempos o recursos técnicos, sino que en ellos podemos rastrear diferentes modos de entender el poder colonial y a los nativos por parte de las diferentes potencias colonizadoras.

martes, 25 de agosto de 2015

ROBERT H. BARLOW: UNA VIDA (SOBRENATURAL) ENTRE LA LITERATURA Y LA ANTROPOLOGÍA. PARTE II

5. Barlow antropólogo

Por Encarna Lorenzo

La primera noticia que tuve acerca de Robert Barlow me llegó a través de María Lorenzo, cuando se encontraba adaptando La noche del océano al lenguaje de la animación. Entonces  sólo fui capaz de ver al autor del relato como un acólito del gran maestro Lovecraft. Cuando más tarde me enteré que Barlow también había sido antropólogo, me sorprendió su zigzagueante trayectoria vital. Pero después de recopilar, con interés creciente, noticias sobre su etapa profesional en México, me di cuenta de que no se trataba simplemente de un escritor que, por casualidad, acabó siendo antropólogo sino que existió una absoluta coherencia en ese tránsito entre su bibliofilia, su pasión literaria por mundos arcaicos y lenguajes perdidos y su experiencia editorial, con el pionero trabajo etnográfico que Barlow realizó en México, un país que le fascinó desde su primer viaje en 1938. Retornó allí para asistir a la Escuela de Verano de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, donde comenzó el estudio del náhuatl bajo la dirección de un magnífico profesor, Wigberto Jiménez Moreno.

ROBERT H. BARLOW: UNA VIDA (SOBRENATURAL) ENTRE LA LITERATURA Y LA ANTROPOLOGÍA. PARTE I

Estructurada en dos entregas, la presente entrada nos permitirá conocer la singular figura de Robert H. Barlow, literato y antropólogo del siglo XX, y la adaptación animada de uno de sus más importantes relatos, The Nigth Ocean, realizada por la directora María Lorenzo en el cortometraje La nit de l ´oceà y que es también autora de este texto.


Fotograma de un paisaje muy mediterráneo de La nit de l ´oceà

1. Introducción: Robert H. Barlow, un genio pluridisciplinario


A veces surgen personalidades inquietas, de incontrolable energía, que son capaces de dejar su huella en dos o más ámbitos, ya sea en la ciencia o en la cultura —para mayor complejidad, a veces no relacionados entre sí—. Pienso, en primer lugar, en el polifacético Leonardo Da Vinci, tan capaz de reestructurar el funcionamiento de la cocina del palacio de Ludovico Sforza, como de pintar los más bellos retratos a las amantes de su mecenas; también pienso en el excéntrico Howard Hugues, obsesionado a partes iguales por el sueño cinematográfico, y por el de volar; y, por qué no, en Steve Jobs, que no sólo nos vendió I-Tunes y I-Pads, sino que al ser co-fundador de Pixar Animation también impulsó de manera decisiva la que es hoy la expresión artística más memorable de la tecnología digital: el cine de animación 3D.

Robert Hayward Barlow (Florida, 1918 – México DF, 1951) es una de esas figuras proteicas —aunque mucho más discreta—, que fue capaz de realizar aportaciones de relieve tanto en el contexto literario como en el antropológico y académico. Su singular figura permanece, no obstante, semioculta tras la de un gigante de la ficción: Howard Philips Lovecraft (Providence, 1891 – 1938), con quien llegó a escribir seis relatos de ficción “sobrenatural” (o “weird fiction”, como le suelen etiquetar en inglés). Genio precoz donde los haya habido, Barlow fue autor de más de 40 relatos de ficción, y fue asimismo autor de una vasta obra poética, así como de ensayos, entre los que suele destacarse el elaborado para las memorias póstumas de Lovecraft: “The Wind That Is in the Grass” (publicado en el volumen colectivo Lovecraft Remembered, 1944).

THEA VON HARBOU: El CINE ALEMÁN ENTRE GUERRAS


1. Una niña prodigio
Thea Gabriele von Harbou nació el 27-12-1888, en Tauperlitz (Bavaria), en el marco de una familia de la nobleza prusiana. Recibió una educación exquisita y muy completa, que potenció al máximo sus extraordinarias facultades: hablaba varios idiomas, tocaba el piano y el violín y, ya con 13 años, escribía narraciones y poesías. Su primera novela se publicó en 1905. Tenía entonces 17 años. Sin embargo, la emergente industria del cine la atrajo irremisiblemente. Para enorme disgusto de su padre, debutó como actriz en 1906, al tiempo que empezó a escribir para la gran pantalla historias basadas en mitos épicos y en leyendas con un fuerte tono nacionalista, patriótico, que enfatizaban la moral del sacrificio y el deber. Con ellas, Thea se convirtió en una de las guionistas más reputadas de Alemania.

sábado, 22 de agosto de 2015

PASIÓN POR ANIMAR. VAMPIROS, GATOS Y FLORES CARNÍVORAS EN LA OBRA FÍLMICA DE MARÍA LORENZO

Hace unos días dedicábamos una entrada a charlar con la directora de animación María Lorenzo. La propuesta era conocer mejor la personalidad de esta artista polifacética y versátil a través de sus propias palabras. Pero esa semblanza quedaría incompleta sin una visión, siquiera panorámica, de su trayectoria como dibujante, pintora, animadora y miembro de la comunidad académica y, sobre todo, sin revelar las líneas de fuerza que recorren sus cortometrajes y también su producción teórica. Espero que estas reflexiones nos permitan explorar con cierta profundidad su obra, para degustar aún más sus sorprendentes hallazgos.

AMAR EL ARTE
María Lorenzo Hernández nace en Alicante el 29 de octubre de 1977. Desde su más temprana infancia ya resultaba evidente aquello  para lo que estaba especialmente dotada por naturaleza: el dibujo, la pintura, el modelado, el diseño…Comienza sus estudios artísticos en la Escuela Municipal de Dibujo y Pintura de Torrevieja, de la mano del pintor alicantino Manuel Balaguer, hacia quien siente una deuda especial de gratitud. Experimenta la técnica del óleo copiando incansablemente a los grandes maestros, para desentrañar sus secretos: sobre todo  Leonardo y Velázquez pero también Vermeer, Ghirlandaio, John Singer Sargent, Sorolla…

THE ARTIST. Recomendaciones ilusionadas para jóvenes sin miedo al cine mudo y al blanco y negro

The Artist (2011) es un homenaje en toda regla a la historia del cine americano, centrándose en un momento crucial, el del tránsito del rodaje mudo al sonoro. El protagonista es un trasunto de John Gilbert,  una gran estrella de la época silente y que, como tantos otros actores y actrices, no logró superar las  nuevas exigencias  derivadas del uso de la voz, como eran una perfecta dicción, un timbre agradable y, al  poder expresarse ahora  las emociones  también a través del lenguaje audible, una gesticulación más natural, no tan afectada y grandilocuente como la que  antes  se requería  para poder contar historias cada vez más largas y complejas, en las que el relato  se hacía descansar, casi por completo, en  la expresividad facial y en el lenguaje corporal.

"MONDO CANE" (1961), ESTE PERRO MUNDO


Durante mucho tiempo asocié  la película Mondo Cane a su tema principal, una de las más bellas melodías que jamás se han escrito para el cineHace poco tuve la oportunidad de ver el film, que no tenía demasiada idea de qué podía tratar. Lo que nunca me habría imaginado es que se tratara de una especie de documental antropológico. Indudablemente es una película criticable, imperfecta, ahora ya bastante pasada de moda, aunque en el año de su estreno, 1961, resultara absolutamente rompedora. A pesar de esos defectos, me parece interesante hablar aquí de este controvertido documental por la utilidad que pueda tener el heterogéneo collage de costumbres que recoge para el estudio de la antropología.

lunes, 17 de agosto de 2015

EL CEBO, UN CUENTO INFANTIL PARA ADULTOS

   Por Miguel Florián
Existen películas que dejan una impronta perdurable en el hondón de la memoria infantil. La infancia es un sustrato muy generoso en donde fácilmente prenden y se desarrollan las semillas primeras de la experiencia. Territorio habitado por mitos y leyendas, abierto siempre a lo inaudito. Yo podría, como cualquier otro, mencionar varias películas iniciales; de entre todas ellas entresaco ahora una: El cebo (Es geschah am hellichten Tag, ‘Ocurrió a plena luz del día’). No recuerdo con exactitud cuando la vi por vez primera. Seguramente en uno de aquellos cines de sesión continua a los que los niños madrileños íbamos las tardes de domingo para aliviar a nuestros padres. O, tal vez, en las proyecciones que a muy bajo precio se organizaban en La Casa de la Moneda, en la calle Doctor Esquerdo. También pude verla en aquellas salas de cine improvisadas donde se exhibían filmes esporádicamente y los espectadores debíamos ir acompañados de una silla. ¿Tal vez fuera una de las películas que nos proyectaban los domingos por la mañana en el colegio? Pero lo dudo, los curas solían preferir películas como Molokai, Fray Escoba, o El beso de Judas. La verdad, no lo sé con seguridad. Pero lo cierto es que El cebo me impresionó. Lo que allí se contaba cifraba en gran medida los oscuros temores que acechan a los niños asustadizos, aquellos niños que vivíamos atemorizados por ‘el hombre del saco’, o el ‘sacamantecas’. Y es que eso era lo que se contaba en la película: la historia de un asesino de niñas, de un ‘asesino en serie’ que nos gusta decir ahora. Mi madre me repetía (como les recomienda en el filme el policía a los escolares) lo que solían decir las madres entonces: ‘no hables con un desconocido’, ‘no aceptes caramelos ni ningún otro regalo de nadie que desconozcas’.

jueves, 6 de agosto de 2015

REALIDAD E IRREALIDAD EN SOLARIS

Por Miguel Florián



No queremos conquistar el universo, sino extender nuestro mundo. Deseamos un espejo. El hombre solo busca otro hombre.
Andrei Tarkovski, Solaris

Recuerda solo que ella es un espejo, y que refleja una parte de tu mente.
Stanislav Lem, Solaris

            “Para mí no hay duda de que el objetivo de cualquier arte que no quiera ser 'consumido' como una mercancía consiste en explicar por sí mismo y a su entorno el sentido de la vida y de la existencia humana”, escribe Andrei Tarkovski en El arte como ansia de lo individual[1]. Y, ciertamente, se mantuvo siempre fiel a esta convicción desde que en 1962 rodara su primer largometraje, La infancia de Iván. Su concepción de lo que debe ser el arte en general, y el cine en particular, fue exigente y contrasta con la parquedad de medios de que se sirvió. No es de extrañar que en Solaris (1972) aparezca el busto de Sócrates en repetidas ocasiones, tanto en su casa terrestre como en la biblioteca de la estación planetaria. El ideal socrático era  la introspección, la necesidad de indagar en lo recóndito humano. “Conócete a ti mismo” rezaba el lema délfico que hizo suyo el pensador ateniense. De igual manera, el cine de Tarkovski brota del afán por desentrañar el misterio humano, por comprender ese microcosmos que se alberga en el seno de cada uno y que refleja el macrocosmos que nos envuelve.

sábado, 1 de agosto de 2015

DE LO SOBRENATURAL EN EL CINE DE WOODY ALLEN


Pocos directores de cine, sin poder ser llamados espirituales, han mostrado en sus filmes tantas incursiones en lo sobrenatural como Woody Allen. Desde los encuentros espiritistas de Scarlett Johansson con un periodista muerto en Scoop, hasta el reciente viaje de Owen Wilson a un idílico pasado en Medianoche en París, pasando por el peripatético encuentro con la muerte en La última noche de Boris Grushenko o incluso el salto de Jeff Daniels de la pantalla del cine a la realidad en La rosa púrpura de El Cairo, es evidente que lo sobrenatural, y hasta podemos decir lo paranormal, se encuentra presente en una porción significativa de las películas de Allen –quizá dejando aparte algunas de sus primeras comedias y unos pocos dramas urbanos.

SERENDIPIAS DE VIDEOCLUB


He elegido una extraña palabra para el título de esta entrada: “serendipia”, que no sólo se asocia con las casualidades, sino también con el hallazgo o reconocimiento de un tesoro escondido y a la vez a la vista de todos, listo para causar una revelación.

Mi serendipia de este fin de semana ha sido, pues, seleccionar del videoclub dos títulos que por azar presentaban temas afines; y en concreto uno de ellos, sobre el que me extenderé más, ha supuesto todo un descubrimiento. Me refiero al dúo que inopinadamente componen dos películas pertenecientes a esferas tan diferentes como “El curioso caso de Benjamin Button” (David Fincher, 2008), basada en un relato corto de F. Scott Fitzgerald, protagonizado por Brad Pitt y su doble de animación —que causó sensación en las taquillas y en los Oscar®—; y en segundo lugar,  la obra escasamente conocida de Francis Ford Coppola “El hombre sin edad” (Youth Without Youth, 2007), con Tim Roth a la cabeza del reparto, basada en una novela del filósofo e hinduista rumano Mircea Eliade. Este filme fue prácticamente contemporáneo al primero pero, al contrario que aquel, pasó discretamente por la cartelera.

LA COLECCIÓN DE WERNER NEKES Y LA PREHISTORIA DEL CINE

1_ El maravilloso gabinete de curiosidades de Werner Nekes



Los Cuartos de Maravillas, Cabinets de Curiosités, Wonder Chambers o Wunderkammern, eran, como es sabido, los aposentos donde se coleccionaban y mostraban multitud de objetos extravagantes, procedentes de la naturaleza o bien de factura humana, como obras de arte o instrumentos científicos. Fue famoso, por ejemplo, el gabinete de arte y curiosidades del emperador Rodolfo II de Habsburgo, en el Castillo de Praga, que sirvió de inspiración al brillante Arcimboldo. Tras su apogeo entre los siglos XVI y XVII, muchas de estas colecciones fueron desmanteladas para formar parte de los emergentes museos del s. XIX.



En los Cuartos de Maravillas, las colecciones podían organizarse en cuatro categorías, denominadas por sus nombres en latín: artificialia, que reunía los objetos creados o modificados por la mano humana (como antigüedades u obras artísticas); naturalia, que recopilaba criaturas y objetos naturales; exotica, que agrupaba plantas y animales exóticos; y scientifica, que concentraba instrumentos científicos. Esta clasificación intuitiva respondía a la mentalidad universalista de la época, y de cierta forma, aún reverbera su eco en algunas colecciones modernas.


LOTTE REINIGER: LUCES Y SOMBRAS DE LA ANIMACIÓN ALEMANA DE ENTREGUERRAS

1_ Preludio en re menor

Cuenta la leyenda que cuando Goebbels enseñó a Hitler una copia de Blancanieves y los siete enanitos, el dictador lloraba de rabia mientras se lamentaba, “¿por qué nosotros no podemos hacer esto?” (Hitlers Traum von Micky MausCuando Hitler soñaba con Mickey, documental de Heinz Tischmeyer, 1999). A partir de entonces, ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, el ministro de propaganda tuvo el encargo de organizar estudios de animación en Alemania que imitasen el estilo Disney, con el afán de superar lo que Hitler había visto ese extraño día de 1937.

Sin embargo, desde el advenimiento del Tercer Reich en 1933, los animadores más geniales de Alemania se habían visto forzados a dejar su país, estigmatizados, como sucedía con los artistas de Vanguardia, con la etiqueta de artistas degenerados: Hans Richter y Oskar Fischinger, maestros de la animación abstracta, emigraron a EEUU para continuar, no sin altibajos, sus respectivas carreras –Fischinger llegó a ser una inspiración para la Fantasía de Walt Disney, aunque jamás se le reconoció en créditos–. Lotte Reiniger, animadora de siluetas, y su marido Carl Koch, también padecerían la suerte del exilio después de haber dado a luz el primer largometraje de animación europeo, y el más antiguo que se conserva: Las aventuras del príncipe Achmed (Die Abenteuer des Prinzen Achmed, 1926).