viernes, 23 de diciembre de 2016

"KRAMPUS" (2015). El Hombre Salvaje y la Navidad



Krampus. Maldita Navidad es una película de Michael Dougherty estrenada en España en diciembre de 2015. Se basa en una leyenda del folklore alpino según la cual un ser demoníaco, Krampus, se aparece la noche del 5 de diciembre, la fiesta de San Nicolás, para castigar a los niños que han sido malos. Este ser bestial, a medio camino entre el hombre y el animal, tiene grandes cuernos, el cuerpo cubierto por un pelaje oscuro y espeso y anda sobre dos patas de forma similar a un fauno. Como el hombre del saco, Krampus secuestra a los pequeños que han tenido un mal comportamiento. 


Max, el niño protagonista de la película, que reniega de la Navidad y del poder conciliador de Santa Claus tras una calamitosa cena con los miembros de su disfuncional familia, se convierte en víctima de la furia castigadora del hombre salvaje de los Alpes. Solo la abuela de Max, de origen alemán, que sufrió un episodio similar en su infancia, cree de corazón que el verdadero espíritu navideño reside en valores como la generosidad y el sacrificio. Después de la tormentosa cena familiar, se desata una tempestad atmosférica en la que Krampus se hace presente. La familia no tendrá más solución que actuar unida para sobrevivir a ese horrendo desafío. En el reparto destaca Tony Collette como la madre de Max, a la que acompañan Alison Tolman, Adam Scott, David Koechner y Conchata Ferrell.


El director del film, M. Dougherty, ya abordó otra tradición popular, la de Halloween, en su primera película Truco o trato (2007), y ahora ha volcado su atención en el folklore austriaco en esta comedia navideña con toques de terror, que también evoca el castigo de los fantasmas del Cuento de Navidad de Dickens y que a ratos se parece a Poltergeist
Pero me gustaría destacar la auténtica leyenda que se encuentra detrás de esta historia. El tránsito entre un año y otro se consideraba un momento propicio para llevar a cabo las ceremonias que marcaban el paso de la niñez a la adolescencia, y en ellas parece que intervenía, como figura principal, la del hombre salvaje. Este personaje adoptaba formas diversas en cada lugar, aunque su función simbólica era similar en todos ellos, representando un estadio intermedio entre lo humano y lo animal. El bosque, su lugar de procedencia, se veía como la frontera con un mundo mágico y también un territorio peligroso en el que se desataban el miedo y los peligros. Para la naciente cultura urbana en la Baja Edad Media, el hombre salvaje resultó igualmente una metáfora útil para abordar las contradicciones entre el hombre y las bestias. Esa reflexión era especialmente necesaria en un sistema de pensamiento rígido y jerárquico como el cristiano, que negaba la continuidad evolutiva entre humanos y animales. El salvaje, y su presencia en los mitos y ritos, se convirtió así en el instrumento adecuado para pensar los nexos entre la naturaleza y la cultura.


La figura del hombre salvaje aún está muy presente en el folklore centroeuropeo, y también en algunos lugares de España. Como herencia de la importante función que el hombre salvaje sin duda cumplió en los ritos de paso de la infancia a la madurez, puede comprobarse que los niños y jóvenes todavía conservan un papel verdaderamente estelar en los actuales desfiles de los hombres salvajes, que tienen lugar a lo largo del periodo invernal, principalmente entre Navidad y el carnaval. Y está muy justificada la pregunta acerca de por qué sucedía así precisamente en ese tiempo del año. En cuanto al momento de partida, los antiguos consideraban trascendentales los doce días que van desde el 24 de diciembre al 5 de enero. Para la Iglesia cristiana, era el período que media entre la Natividad y la Epifanía y corresponde a la diferencia de duración entre el viejo calendario juliano y el gregoriano. Pero en la mentalidad popular se pensaba que, durante este tiempo,  retornaban las criaturas de ultratumba, por lo cual debían canalizar esas energías en su beneficio y protegerse de sus nefastas influencias. También el carnaval, con su alteración del orden cotidiano, la subversión de las normas, era un momento adecuado para hacer visible a una figura tan transgresora de la racionalidad como el hombre salvaje. Mediante un lento y complejo proceso de sincretismo, las festividades religiosas entre el Adviento y la Pascua cristiana fueron asimilando los rituales paganos ancestrales preexistentes, que tenían una antigüedad incalculable. Entre ellos se encontraban los rituales y creencias asociados a los hombres salvajes. 

Krampus, fotografías de Charles Freger
Con frecuencia el hombre salvaje se encarnaba en la Cabra, que en el pensamiento cristiano se asocia con la figura del demonio. Esta modalidad del hombre salvaje predomina en la mitad oriental  de Europa. La encontramos en Rumanía, en Austria asociada a San Nicolás, y en Polonia a los cánticos de Navidad. En los países nórdicos la Cabra es sustituida por el Macho cabrío. Este animal anuncia suerte, salud, fecundidad y prosperidad económica, y también es emblema de la vitalidad de la naturaleza. Como al animal le vuelven a crecer la lana y los cuernos, representa metafóricamente  la muerte y la resurrección. El Ciervo es otro ser mitológico estrechamente asociado a la cabra que desfila en las mascaradas de Navidad en Inglaterra, Rumanía y Bulgaria. Los celtas adoraban a Cernunnos, una divinidad cornuda. Podemos verlo en los petroglifos actuando como un ser psicopompo, es decir, un ente que ayudaba al espíritu del difunto a llegar a la otra vida. Aunque siempre han sido considerados como símbolos de renovación, la Iglesia medieval siempre vio en ciervos y cabras, en tanto animales cornudos, la encarnación de fuerzas demoníacas.


Krampus, es una figura presente en  Bad Mittendorf, en la región austriaca de Estiria. Presenta afinidades con los diablos y animales de la tradición de Adviento. Acompañaba a San Nicolás en sus viajes y su trabajo era asustar a los niños que no se habían portado bien, al igual que molestar a los espectadores con un ruido ensordecedor de campanas. En nuestros días, llegan a reunirse miles de Krampus en Salzburgo.
Hay otras muchas figuras del hombre salvaje centroeuropeo de formas parecidas o que cumplen papeles similares. También en Austria, en la noche de Epifanía salen los Perchten, criaturas que espantan a los más pequeños y que intentan alejar el silencio de la noche invernal a golpe de cencerro.
Krampus, fotografía de C. Freger
 Habergeiss (Cabra), característica de Tauplitz, también en Estiria, es uno de los personajes que acompañan a la Muerte y a Lucifer con sus diablos. Fastidia a los asistentes pellizcándoles o quitándoles el sombrero. Simboliza la fuerza y la fertilidad.
En la República Checa los Certi (Diablos) salen en la tarde del 5 de diciembre. San Nicolás visita a los habitantes de Třebíč y Nedašov acompañado del Ángel y de los Diablos, cargados de esquilas y cadenas. Estos amenazan a los niños con llevarlos prisioneros al infierno dentro de su saco.
Pelzmärtle, en Baden-Württemberg, es un Hombre de Paja que aparece el día de Nochebuena acompañando al Niño Jesús. Riñe a los pequeños desobedientes y les pega con su vara.
En Rumanía, el Cerbul (Ciervo) desfila en Nochevieja en algunas ciudades como Corlata, rodeado de danzantes con vestidos tradicionales que soplan el cuerno de caza. La máscara está hecha de madera y se fija a un bastón que actúa como columna vertebral, y sobre el cual el Ciervo viste un tejido ricamente decorado. Después de un baile veloz, que atestigua su vivacidad, el Ciervo cae muerto pero resucita gracias a los cantos y bailes de sus acólitos.


¿Qué aparece de todo esto en la película? La abuela alemana cuenta, a través de una bonita animación, que en su niñez sufrió la aparición de un espíritu antiguo y siniestro, Krampus, que es como la sombra malvada de Santa Claus porque no viene a compensar sino a castigar, su papel no es dar sino quitar. Por ello este ser infernal se llevó a su familia al inframundo y así la abuela se quedó sola, como advertencia de lo que sucede cuando muere el espíritu de la navidad. No falta tampoco por ello en la película una crítica a la Navidad practicada como un desmadre consumista y gastronómico, que es a lo que estamos acostumbrados. Pero no hay un mínimo de rigor antropológico en el planteamiento fílmico, que se decanta por lo fantástico y el terror apocalíptico al que Hollywood recurre con obsesiva frecuencia. Pero, a pesar de ello, bienvenidas sean las películas que hagan más populares estas figuras folklóricas. Seguro que, con ese pretexto, alguien se anima a querer saber más sobre Krampus y los demás hombres salvajes. Si es vuestro caso, aquí tenéis algunos enlaces interesantes con interesantes ilustraciones.

La alargada sombra del hombre salvaje

2 comentarios:

  1. Una mirada siempre inteligente la tuya, buscando las raíces antropológicas del cine. No conozco la película, pero si tus elaborados artículos sobre el hombre salvaje, y los recomiendo vivamente.

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