Si alguien nos preguntara qué sabemos sobre Drácula, sin duda le contestaríamos que es el vampiro más poderoso. Camuflado bajo la apariencia de un elegante y misterioso conde procedente de Transilvania, este monstruo intenta destruir la especie humana infectándola con el mordisco de sus afilados colmillos. Vive de noche y, durante el día, duerme en un ataúd. Como carece de alma, no se refleja en los espejos. Es rey de las tinieblas y señor de los animales más repugnantes. Puede transformarse en murciélago o en lobo, lo mismo que desvanecerse en el aire. Lo espantan el ajo y el crucifijo pero, para destruirlo, el ritual más eficaz es clavarle una estaca en el corazón. Esta es la imagen popularizada por Hollywood que todos conocemos. Sin embargo, apenas somos conscientes de la forma en que se ha forjado y evolucionado este mito de raíces antiquísimas, ni de cuáles son las razones por las que nos seduce tanto. Vamos a examinar algunos de los aspectos de su rica simbología, para comprobar cómo se han ido articulando a lo largo de los siglos. Al final nos sorprenderá descubrir hasta qué punto somos nosotros mismos el reflejo escondido en la leyenda de Drácula.
El cine no es solo una fábrica de sueños. Como la novela, es también un espejo que se pasea ante la realidad, reflejando todas sus contradicciones. Las películas crean mitos muy potentes, reciclando para ello elementos culturales de muy diverso orden. En la pantalla proyectamos nuestras ilusiones y temores más profundos. El Séptimo Arte es por ello una herramienta clave para averiguar quiénes somos realmente. Cine y Antropología se alían en busca del saber acerca del hombre.
viernes, 30 de octubre de 2015
DRÁCULA. LAS METAMORFOSIS DEL MITO
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sábado, 17 de octubre de 2015
UNA DÉCADA DE "GIGANTES".Grandes figuras en la lucha contra la discriminación racial en Estados Unidos en los años 50
Vamos a tomar la metáfora de
“Gigante”(1956), la conocida película de George Stevens, para
hablar de algunos hombres y mujeres heroicos que, después de la
Segunda Guerra Mundial, decidieron que ya era hora de cambiar las
cosas. La evidencia de que los prejuicios antisemitas habían estado
en el corazón de esa tremenda contienda, y la valentía con la que
los soldados de las minorías étnicas habían luchado durante la
misma en favor de la libertades, despertó una nueva sensibilidad
social y un agudo inconformismo ante la injusticia que los miembros
de los grupos de color se veían obligados a soportar a diario en
Estados Unidos. Bajo la apariencia de una glamourosa superproducción
repleta de míticas estrellas, el director de “Gigante” se
atrevió a tratar por primera vez en la gran pantalla un tema
candente, la discriminación contra los mexicanos en Texas. Al mismo
tiempo la rebeldía comenzaba a extenderse a otros frentes dentro y
fuera de la ley. La Corte Suprema dio un paso gigantesco en 1954 al decretar el punto final de la segregación racial en las escuelas
públicas, y en esas mismas fechas Martin Luther King, un joven
pastor baptista en Montgomery, comenzaba su grandiosa andadura como activista
social en defensa de los derechos de los afroamericanos. Con estos y
otros “gigantes” entre las filas, el triunfo sobre las fuerzas
retrógradas estaba garantizado. Pero, ¿cómo se había llegado al
rígido apartheid que existía en la sociedad estadounidense?
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jueves, 8 de octubre de 2015
LA RODILLA DE CLAIRE (Siete fotogramas en torno al deseo)
Una joven es y será siempre el único
objeto digno de adoración de la naturaleza y de la existencia entera.
SÖREN KIERKEGAARD
1
Ni frío
ni caliente, turbio. Turbado. Pues que desconocemos si, en verdad, somos yo
o, acaso, somos otro. Ambos, seguramente todos. Sí, las palabras son
cosas muy terribles, artefactos que siempre nos rebasan, tentándonos. Dicen,
desdicen. Ocultan, muestran: tejen, destejen. Esta es su perversidad.
No
acertamos saber en dónde sernos, y me quedo -te quedas- a medio camino de
existir. Nos urge librarnos de todo cuanto, aparentemente, no nos
pertenece. Y así, ligeros, fundirnos (confundirnos)
en lo otro, y perdernos en ello.
2
En un
principio a Jerôme para nada le interesa Claire. Ni tan siquiera reparó en la
muchacha cuando le fue presentada por vez primera. ¿No estaba, acaso, prometido
a otra mujer? Y, más tarde, incomprensiblemente, comienza a sentirse azorado en
su cercanía. Es curioso, ella, Claire, casi una niña, le intimida. En su
secreto ella le amenaza.
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