AnthropoCinema

El cine no es solo una fábrica de sueños. Como la novela, es también un espejo que se pasea ante la realidad, reflejando todas sus contradicciones. Las películas crean mitos muy potentes, reciclando para ello elementos culturales de muy diverso orden. En la pantalla proyectamos nuestras ilusiones y temores más profundos. El Séptimo Arte es por ello una herramienta clave para averiguar quiénes somos realmente. Cine y Antropología se alían en busca del saber acerca del hombre.

sábado, 7 de septiembre de 2019

LADISLAW STAREWICZ: DOMADOR DE MARIONETAS. ANIMATION GOSSIP 6.

Esta nueva entrada de la serie Animation Gossip trata de Ladislaw Starewicz, el pionero más importante de la animación stop-motion. Nos lo cuenta María Lorenzo con sus grandes dotes de divulgadora.

Starewicz nace en Moscú en 1882 y moriría en Francia en 1965. Durante su infancia y juventud estuvo interesado en cosas tan dispares como el teatro y la entomología, que después confluyeron en su obra. Estudió Bellas Artes y entró a trabajar como colaborador en el Museo de Historia Natural de Kaunas, en Lituania.

Se cree que en esa época Starewicz vio una película de Émile Cohl, Las cerillas animadas, y que le dio ideas para reproducir en una película las mismas luchas de insectos que le gustaba estudiar en la naturaleza.

Starewicz estaba fascinado por los escarabajos ciervo, pero no podía grabarlos directamente con una cámara de cine porque para ello necesitaba una fuerte iluminación y esta paralizaba a los insectos. En lugar de ello, decidió animar la escena utilizando escarabajos embalsamados a los que preparó como si fueran marionetas.

Marionetas de "La venganza del cámara"

El resultado fue un cortometraje muy breve, Lucanus Cervus, de 1910. Cuando se proyectó en Inglaterra, un crítico despistado la describió como el experimento de un científico ruso que había amaestrado a los escarabajos.

Starewicz se estableció en Moscú como realizador de películas de animación y de imagen real. La película más famosa de este período es La venganza del cámara, de 1912, una visión cínica del amor y la infidelidad en un mundo de insectos humanizados. (https://www.youtube.com/watch?v=PAP8Nf_ebr4 )

Sin embargo, la Revolución rusa fuerza a emigrar a Starewicz y su familia, que llegan a París en 1920. Allí Starewicz se establece como animador, de manera autónoma, montando una productora familiar: Starewicz y su mujer, Anna, se encargaban de la construcción de los decorados y las marionetas, su hija mayor, Irene, confeccionaba los trajes, y su hija pequeña, Jeanne, actuó en varias de sus películas.

Su filmografía francesa es muy extensa, incluyendo un largometraje y más de 40 cortometrajes. Sus temas suelen basarse en las fábulas de Esopo y De la Fontaine, aunque incorporando siempre un toque de la vida moderna.

Fábulas como “El ratón de campo y el ratón de ciudad” tienen lugar en la época contemporánea, mostrando espectáculos como el Music Hall. En general, todas las películas de Starewicz, incluso las de su etapa muda, incorporaban escenas de baile y música, de tal forma que pudieron reestrenarse años después, cuando empezó el cine sonoro. (La cigarra y la hormiga, 1911: https://www.youtube.com/watch?time_continue=5&v=v4zqeR0-gew).

Starewicz llamaba a sus películas “cine-marionetas”, y a menudo sus protagonistas eran muñecos de gran tamaño, que podía animar con mucha precisión y expresividad. Aparte de la narración, a Starewicz le interesaba sugerir un efecto mágico en el espectador, mediante el montaje y la iluminación, creando la sensación de entrar realmente en su mundo onírico, como en su aplaudida serie Fetiche-Mascota (https://youtu.be/TR7JlmbTwv8 ).

Starewicz desarrolló técnicas que incrementan la sensación de verosimilitud, como el motion blur, la animación por reemplazo, el movimiento torácico de los muñecos para simular que respiran, o la retroproyección. Starewicz, el entomólogo, el taxidermista, realmente restauraba la vida de los animales en sus películas.

Merece especial atención su único largometraje terminado, Le Roman de Renard, cuya realización le llevó largos años, desde 1929 hasta 1941, particularmente por un problema con el sistema de sonorización que impuso su primer productor, hasta tal punto que la versión alemana de la película pudo estrenarse mucho antes que la francesa, gracias a que la UFA se ofreció a sonorizarla enteramente en 1937 (https://www.youtube.com/watch?v=cCcOqdPLA9M).

Curiosamente, en Le Roman de Renard también aparece acreditada como coguionista y codirectora la hija mayor de Starewicz, Irene, de forma que podemos considerar que el padre y la hija compartieron autoría y responsabilidades a partes iguales.

A pesar de haberse terminado de producir durante la Ocupación francesa, y de que su distribución europea se limitó a los países ocupados o neutrales durante la Segunda Guerra Mundial, Le Roman de Renard significó un gran éxito de público.

La historia está basada en un conjunto de tradiciones medievales que se registraron por escrito en torno al siglo XII, y tiene por protagonista a Renard, el zorro, un personaje marrullero pero simpático, prototipo del pícaro que ha aprendido a engañar antes de ser engañado. La película muestra grandes dosis de humor negro e ironía, y en el desenlace, viendo que el zorro es realmente imbatible, el rey de los animales decide convertirlo en su primer ministro. Indudablemente, Le Roman de Renard es el antecedente del Robin Hood de Disney.

Les yeux de dragon

En parte, la magia de las películas de Starewicz se debe a que están construidas en base a oposiciones binarias, incluyendo lo vivo contra lo muerto, lo humano contra lo animal, la fantasía frente al realismo, encarnando toda una cultura mitológica del folklore y el animismo. Starewicz era un poeta y un artesano, y su forma de producir películas, al margen de los grandes estudios, sentó las bases del cine de animación francés durante numerosas décadas.

Amour blanc et noir, 1932

Starewicz tuvo una gran carrera artística y comercial. Siempre fue dueño de sus películas, que le procuraron pingües beneficios. Pero, sobre todo, Starewicz fue un autor con personalidad propia, preocupado por el naturalismo al mismo tiempo que creaba historias fantásticas. Hoy en día, cineastas como Terry Gilliam, los Hermanos Quay o Wes Anderson acusan muchísimo su influencia, porque desde hace ya cien años, y contando con muchos menos medios de los que existen ahora, Starewicz supo extraer al cine de marionetas todo su potencial.