sábado, 2 de mayo de 2020

RAY HARRYHAUSEN, MAESTRO DE LOS EFECTOS VISUALES. Animation Gossip 17.



María Lorenzo nos habla en esta ocasión de uno de los principales desarrolladores de efectos visuales para películas de fantasía: Ray Harryhausen. Aunque no exento de grandes predecesores, como el genial Willis O ´Brien, Harryhausen es una figura fundamental cuya creatividad revolucionó la stop-motion y permitió grandes avances en el cine fantástico. Sus creaciones están muy presentes en nuestro universo visual y ni siquiera las maravillas digitales con las que Hollywood nos sorprende cada día son capaces de eclipsar la fuerza expresiva de sus figuras animadas. Os pongo el enlace del vídeo:  https://vimeo.com/359403222?ref=fb-share&1&fbclid=IwAR0gl84nwy_8BxQR7ooZmBPyvXJcVO40ICZU6XQi7goTYdE2lG9q87tV4Rc


Ray Harryhausen nació en Los Ángeles en 1920 y murió en Londres en 2013. Fue un animador de stop-motion y técnico de efectos visuales que llamó al conjunto de sus técnicas Dynamation.
Pero para comprender los procedimientos que implementó Harryhausen hay que conocer primero al que fue su maestro, el pionero Willis O’Brien (1886-1962).


Aunque Willis O’Brien realizó sus primeras animaciones stop-motion a mediados de la década de 1910, es más conocido por revolucionar el concepto del cine de acción y fantasía a través de varias películas donde las marionetas animadas interactuaban con actores reales, como El mundo perdido (1925) y, sobre todo, King Kong (Merian C. Cooper, 1933).

King Kong
Lost World

O’Brien construía personajes con un esqueleto articulado de metal, que se podía animar, y lo recubría de relleno y piel, o de un material plástico maleable como el látex, según el caso. A veces, las marionetas eran el producto del trabajo minucioso de un escultor, al que luego se le hacía un molde para poder reproducirlo. Para animar los personajes, se fijaban sus pies con un tornillo a la base del escenario, y se fotografiaban sus poses sucesivas, fotograma a fotograma.


En cuanto a los trucajes, la integración entre personajes animados y reales podía requerir diferentes procedimientos, como la retroproyección: la animación se grababa previamente y después de proyectaba sobre una pantalla tras los actores, para volver a rodar el resultado conjunto a velocidad real o bien se grababa primero a los actores como referencia principal y se reproyectaba su imagen fotograma a fotograma para combinarla con los personajes animados.


También se podía emplear la doble exposición, utilizando máscaras negras pintadas sobre un cristal que reservaban parte del escenario y sobre el que luego se impresionaban otros sobrefondos.
Pero era más frecuente el uso de un sistema parecido al chroma que se podía utilizar en el cine en blanco y negro, llamado proceso Dunning, y que empleaba la sensibilidad al amarillo y al azul de dos películas que se exponían simultáneamente, diferenciando figura y fondo.La combinación de estos procedimientos dotó a la puesta en escena de King Kong de una inusual profundidad y verosimilitud, que impresionó profundamente a Harryhausen cuando todavía era casi un niño.

El gran gorila

Willis O’Brien ya era una leyenda viviente cuando un joven Harryhausen se le aproximó para enseñarle sus primeros modelos, con los que grababa películas caseras. O’Brien los examinó minuciosamente y le hizo ver tanto la importancia del realismo anatómico de sus criaturas como la libertad que supone animar dinosaurios o personajes de fantasía, que nadie sabe exactamente cómo se movían.


O’Brien y Harryhausen coinciden nuevamente en 1942, en el rodaje de Tulips Shall Grow, en el estudio de George Pal. 
Harryhausen también dirigió dos series de cortometrajes stop-motion basados en cuentos de hadas, entre los años 40 y comienzos de los 50.


Pero es durante el rodaje de Mighty Joe Young (Merian C. Cooper, 1949) cuando Harryhausen trabaja codo con codo con O’Brien, obteniendo por su trabajo el Oscar a los Mejores Efectos Visuales.
En 1953, Harryhausen comienza a desarrollar su técnica de multiplano e impresora óptica, adaptando un relato de su amigo Ray Bradbury: The Beast from 20.000 Fathoms (Eugene Lourie, 1953). Con posterioridad, Harryhausen se tuvo que enfrentar a la dificultad de reproducir sobre película de color los mismos trucajes que empleaba O’Brien.


Como hemos dicho, O’Brien empleaba un primitivo sistema de chroma que solo era apto para crear películas en blanco y negro. En consecuencia, Harryhausen tuvo que desarrollar extensivamente el rodaje con static mattes, utilizando al mismo tiempo la retroproyección, fotograma a fotograma, de metraje grabado previamente con los actores, para volver a grabarlo simultáneamente junto con los personajes animados.


Una de sus primeras joyas a color, con música de Bernard Herrmann, fue la fábula Simbad y la princesa (Nathan H. Juran, 1959), donde aparece el cíclope. Pero Jasón y los argonautas (Don Chaffey, 1963) es considerada su obra maestra, donde animó, entre otras criaturas, al gigante Talos y la lucha de los esqueletos.




 El conjunto de técnicas que Harryhausen denominó Dynamation también servía para crear  otro tipo de efectos, como la mezcla imposible de escalas en los mundos fantásticos de Los tres mundos de Gulliver (Jack Sher, 1959), generados varios procedimientos como fondos móviles, pantalla azul, y fotografía de perspectiva.





El catálogo de animales extinguidos y criaturas mitológicas animado por Harryhausen es realmente impresionante. En un período de 28 años, Harryhausen realizó los efectos visuales de 15 largometrajes, requiriendo minuciosos procesos de animación para dar vida con credibilidad a los seres de su imaginación. El mérito de Harryhausen no es poco, ya que no solía delegar el trabajo de animación y se ocupaba personalmente de elaborar todas las escenas, con tal grado de eficacia que desde joven se ganó el apodo de one-take-man.


 

Después de realizar numerosas películas de ciencia-ficción, en los años 70 Harryhausen volvió a los temas de fantasía y leyenda, y en 1981 realizó los efectos de su última película: Furia de titanes (Desmond David, 1981).


Si Willis O’Brien fue el primero en llevar la animación stop-motion a las superproducciones más ambiciosas de Hollywood, Harryhausen continuó prolífica y brillantemente el camino iniciado, creando una serie de películas absolutamente icónicas del cine de aventuras y fantasía. Sus criaturas animadas a menudo superan a los propios actores, con una expresividad única que nace de la unión de lo realista con lo imaginario. Harryhausen podría haber sido el director absoluto de todas sus películas, aunque su trabajo fue más el de colaborador a la hora de planificar minuciosamente todas las escenas que requerían trucajes; sin embargo, su personalidad impregnó todas las películas donde participó, hasta el punto de que hoy decimos que son películas “de Harryhausen”.


Bibliografía:
Adrián Encinas Salamanca (2017), Animando lo imposible. Los orígenes de la animación stop-motion (1899-1945).
Manuel Ferri Gandía (2013), “Alma en suplicio. La medusa animada de Ray Harryhausen”, en Con A de animación, nº 3.
Lee Krystek (1999), The Museum of Unnatural History, “Harryhausen’s Dynamation” (http://www.unmuseum.org/dyna.htm).
Peter Lord (1998), Cracking Animation.
Encarna Lorenzo (2017), “King Kong: etnografía, género y mito”, en Antropocinema (http://anthropocinema.blogspot.com/2017/12/king-kong-etnografia-genero-y-mito.html)
Ray Harryhausen & Tony Dalton (2003), Ray Harryhausen. An Animated Life.


1 comentario:

  1. Pues ha sido un recorrido genial por la historia de la anmación y espero que la autora nos obsequie con un montón más, que nos lo merecemos. "¡Y más madera!"

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