lunes, 16 de marzo de 2020

TEX AVERY, EL REY DEL CARTOON. ANIMATION GOSSIP 14


En este nuevo Animation Gossip María Lorenzo nos habla de uno de los autores más geniales e influyentes de la historia de la animación, Tex Avery, el rey del cartoon. Aquí teneéis el enlace para disfrutar de la versión audiovidual: https://vimeo.com/353627088?fbclid=IwAR2xsNxRkok9s2L-NK44m3-dgDGwlgMfi-mfrxNNoGLhbVH2_xYcxLWqKq0.


La obra de Tex Avery, como también su vida, solo puede definirse como una increíble montaña rusa de emociones, con todas sus subidas y bajadas. Tex Avery fue probablemente el animador más paradigmático de su tiempo en Hollywood y, sin embargo, durante la segunda mitad de su carrera conoció todas las miserias posibles.


            Frederick Bean Avery, más conocido como Tex, nació en Texas en 1908 y murió en 1980 en California. Siendo muy joven, cogió su coche junto con un puñado de amigos para visitar Los Ángeles y se quedó tan prendado del sitio que decidió dejar tirados a sus colegas y no volver jamás a Texas. Allí decidió subsistir realizando caricaturas para periódicos y, con frecuencia, dormía directamente sobre la arena de la playa.
            Hacia 1930, Tex Avery había empezado a trabajar como animador en el estudio de Walter Lantz, donde sufrió un desafortunado accidente: en medio de una pelea de bolas de papel mojado, le impactó en el ojo izquierdo una bola que llevaba en su interior un clip metálico. Como consecuencia, Tex Avery perdió permanentemente la visión en ese ojo.


            Algunos teóricos sugieren que el estilo visual de Tex Avery, donde es frecuente que nos presente un mundo artificioso e incluso bidimensional, se debe a la falta de visión en ese ojo. Otros argumentan que ese accidente inesperado sentó las bases de su humor, donde la falta de anticipación es fundamental para que se puedan producir equívocos cómicos.
            Lo que sí es seguro es que esta deficiencia física le acarreó toda su vida un enorme complejo de inferioridad, temiendo siempre ser despedido, de forma que durante toda su carrera tendió a una peligrosa adicción al trabajo.
            Al mismo tiempo, Tex Avery siempre fue optimista y ambicioso. En 1935 ingresó en un nuevo estudio que había creado Leon Schlesinger, la futura división de animación de la Warner, que se había instalado en un bungalow de madera al que llamaban cariñosamente “Terraza termita”.


            La labor de Tex Avery sería fundamental para dirigir los pasos futuros del estudio, siempre en la búsqueda de un humor irreverente, atrevido y, sobre todo, absolutamente contrario a los clichés de Disney. A su vez, contribuyó decisivamente a perfilar la personalidad de las principales estrellas del estudio, como Porky, Bugs Bunny o el pato Lucas.


            En tan solo seis años, Tex Avery dirigió o colaboró en la producción de 60 cartoons. Sin embargo, este período terminó cuando el productor de Warner no le permitió incluir una frase de Bugs Bunny que podía entenderse con un contenido sexual. Deseando desarrollar nuevas ideas que ya no tenían cabida en Warner, en 1941 Tex Avery abandona la compañía para ingresar primero en Paramount y, después, en Metro Goldwin Mayer.
 
The Blitz Wolf
            Su período en la Metro fue el más fructífero y recordado de su carrera, realizando cartoons con altísima calidad de animación, mejores presupuestos y mucho ingenio visual. En Metro Goldwin Mayer se habían propuesto destronar a Disney de la supremacía de los cortometrajes y el resultado no se hizo esperar: el primer corto de Avery en MGM, “The Blitz Wolf”, fue nominado a los Oscars de 1942. Sin embargo, esta situación aparentemente privilegiada tenía un reverso inquietante. Fred Quimby, el productor de cartoons de la Metro, tenía su dúo de animadores favoritos: William Hanna y Joseph Barbera, que en sus 15 años de recorrido con la serie de Tom y Jerry le granjearon a la compañía nada menos que 7 premios Oscar.


            La rivalidad con el dúo Hanna-Barbera ejerció una fuerte presión en Avery, que se veía obligado a competir a cualquier precio. La serie Tom y Jerry, aunque tenía una animación muy clásica, basaba sus gags en una inusitada violencia física. Tex Avery no solo replicó esta fórmula sino que imprimió a sus cartoons un ritmo frenético y, sobre todo, un sentido muy disruptivo del humor, fomentando unas expectativas en el público y defraudándolas acto seguido, para provocar la risa ante lo absurdo.
Lucky Ducky

            Tex Avery estaba obsesionado con la idea de que, en animación, todo es posible. Esta idea fundamenta el giro visual: cuando se desplaza nuestra atención desde la acción hacia la forma de la narración, para darnos cuenta de que lo que estamos viendo no es más que un dibujo animado. De esta manera, Tex Avery creó una original retórica de la imagen, ideando todo tipo de giros metalingüísticos y volviendo literales algunas figuras del lenguaje.
 
The Shooting of Dan McGoo

           El erotismo implícito también fue un elemento fundamental en la obra de Avery, y es realmente singular que durante dos décadas fuera capaz de escapar a la censura del código Hays.
Red Hot Riding Hood.

 Más adelante, el humor de Avery se volvió más sosegado y económico, jugando con temas contemporáneos y con un estilo muy selectivo de animación.

Symphony in Slang


            Sin embargo, en 1953, ante la inminente crisis de los cartoons para cine, Fred Quimby comenzó a desmantelar la unidad de animación de la Metro, y el primer director del que prescindió fue, precisamente, Tex Avery.
            Tras un breve período en Walter Lantz Productions, Avery se lanzó a hacer publicidad pero su irreverente estilo de humor no encajó con los nuevos tiempos.
 
Bandito Frito

Paralelamente, en el plano personal, Avery se enfrentó a dos catástrofes: la muerte de su hijo mayor por sobredosis y la ruptura de su matrimonio.
            Irónicamente, Avery pasó sus últimos años escribiendo guiones para sus antiguos rivales, el dúo Hanna Barbera. Por si le faltaba algo, Tex Avery enfermó de dos cánceres, de pulmón e hígado pero, como carecía de seguro médico, tuvo que seguir trabajando hasta días antes de su muerte.

            Tex Avery fue un artista natural y espontáneo que contribuyó de manera decisiva a construir el humor visual del siglo XX. No apostó por realizar series sino que concebía cada cortometraje como una obra acabada. Evitó todos los estereotipos posibles y fundamentó su puesta en escena en la sorpresa y la risa irónica. La obra de Avery conoció un importante renacer a finales de los 90, cuando Cartoon Network y Nickleodeon lo tomaron como ejemplo definitivo para configurar las series televisivas del siglo XXI.




Referencias bibliográficas:
Giannalberto Bendazzi (2003), 110 años de cine de animación.
John Canemaker (1996), Tex Avery: The MGM Years, 1942-1955.
David Flórez (1982), Caminando en círculos, “100 cortos animados” (encirculos.blogspot.com).
John Needham (1988), Portrait of Tex Avery (reportaje) (https://www.youtube.com/watch?v=CjeelKD_z3E).
Barrier, Michael (1999). Hollywood Cartoons: American Animation in Its Golden Age.
Adamson, Joe (1975). Tex Avery: King of Cartoons.

Red Hot Ridding Hood.

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