En
este nuevo Animation Gossip María Lorenzo nos habla de uno de los autores más
geniales e influyentes de la historia de la animación, Tex Avery, el rey del
cartoon. Aquí teneéis el enlace para disfrutar de la versión audiovidual: https://vimeo.com/353627088?fbclid=IwAR2xsNxRkok9s2L-NK44m3-dgDGwlgMfi-mfrxNNoGLhbVH2_xYcxLWqKq0.
La
obra de Tex Avery, como también su vida, solo puede definirse como una
increíble montaña rusa de emociones, con todas sus subidas y bajadas. Tex Avery
fue probablemente el animador más paradigmático de su tiempo en Hollywood y,
sin embargo, durante la segunda mitad de su carrera conoció todas las miserias
posibles.
Frederick Bean Avery, más conocido
como Tex, nació en Texas en 1908 y murió en 1980 en California. Siendo muy
joven, cogió su coche junto con un puñado de amigos para visitar Los Ángeles y
se quedó tan prendado del sitio que decidió dejar tirados a sus colegas y no
volver jamás a Texas. Allí decidió subsistir realizando caricaturas para
periódicos y, con frecuencia, dormía directamente sobre la arena de la playa.
Hacia 1930, Tex Avery había empezado
a trabajar como animador en el estudio de Walter Lantz, donde sufrió un
desafortunado accidente: en medio de una pelea de bolas de papel mojado, le
impactó en el ojo izquierdo una bola que llevaba en su interior un clip
metálico. Como consecuencia, Tex Avery perdió permanentemente la visión en ese
ojo.
Algunos teóricos sugieren que el
estilo visual de Tex Avery, donde es frecuente que nos presente un mundo
artificioso e incluso bidimensional, se debe a la falta de visión en ese ojo.
Otros argumentan que ese accidente inesperado sentó las bases de su humor,
donde la falta de anticipación es fundamental para que se puedan producir
equívocos cómicos.
Lo que sí es seguro es que esta
deficiencia física le acarreó toda su vida un enorme complejo de inferioridad,
temiendo siempre ser despedido, de forma que durante toda su carrera tendió a
una peligrosa adicción al trabajo.
Al mismo tiempo, Tex Avery siempre
fue optimista y ambicioso. En 1935 ingresó en un nuevo estudio que había creado
Leon Schlesinger, la futura división de animación de la Warner, que se había
instalado en un bungalow de madera al que llamaban cariñosamente “Terraza
termita”.
La labor de Tex Avery sería
fundamental para dirigir los pasos futuros del estudio, siempre en la búsqueda
de un humor irreverente, atrevido y, sobre todo, absolutamente contrario a los
clichés de Disney. A su
vez, contribuyó decisivamente a perfilar la personalidad de las principales
estrellas del estudio, como Porky, Bugs Bunny o el pato Lucas.
En tan solo seis años, Tex Avery
dirigió o colaboró en la producción de 60 cartoons. Sin embargo, este período terminó
cuando el productor de Warner no le permitió incluir una frase de Bugs Bunny
que podía entenderse con un contenido sexual. Deseando desarrollar nuevas ideas
que ya no tenían cabida en Warner, en 1941 Tex Avery abandona la compañía para
ingresar primero en Paramount y, después, en Metro Goldwin Mayer.
Su período en la Metro fue el más
fructífero y recordado de su carrera, realizando cartoons con altísima calidad
de animación, mejores presupuestos y mucho ingenio visual. En Metro Goldwin
Mayer se habían propuesto destronar a Disney de la supremacía de los
cortometrajes y el resultado no se hizo esperar: el primer corto de Avery en
MGM, “The Blitz Wolf”, fue nominado a los Oscars de 1942. Sin embargo, esta situación
aparentemente privilegiada tenía un reverso inquietante. Fred Quimby, el
productor de cartoons de la Metro, tenía su dúo de animadores favoritos:
William Hanna y Joseph Barbera, que en sus 15 años de recorrido con la serie de
Tom y Jerry le granjearon a la compañía nada menos que 7 premios Oscar.
La rivalidad con el dúo
Hanna-Barbera ejerció una fuerte presión en Avery, que se veía obligado a
competir a cualquier precio. La serie Tom y Jerry, aunque tenía una animación
muy clásica, basaba sus gags en una inusitada violencia física. Tex Avery no
solo replicó esta fórmula sino que imprimió a sus cartoons un ritmo frenético y,
sobre todo, un sentido muy disruptivo del humor, fomentando unas expectativas
en el público y defraudándolas acto seguido, para provocar la risa ante lo
absurdo.
Lucky Ducky |
Tex Avery estaba obsesionado con la
idea de que, en animación, todo es posible. Esta idea fundamenta el giro
visual: cuando se desplaza nuestra atención desde la acción hacia la forma de
la narración, para darnos cuenta de que lo que estamos viendo no es más que un
dibujo animado. De esta manera, Tex Avery creó una original retórica de la
imagen, ideando todo tipo de giros metalingüísticos y volviendo literales
algunas figuras del lenguaje.
El erotismo implícito también fue un
elemento fundamental en la obra de Avery, y es realmente singular que durante
dos décadas fuera capaz de escapar a la censura del código Hays.
Red Hot Riding Hood. |
Más adelante, el humor de Avery se volvió más
sosegado y económico, jugando con temas contemporáneos y con un estilo muy
selectivo de animación.
Symphony in Slang |
Sin embargo, en 1953, ante la
inminente crisis de los cartoons para cine, Fred Quimby comenzó a desmantelar
la unidad de animación de la Metro, y el primer director del que prescindió
fue, precisamente, Tex Avery.
Tras un breve período en Walter
Lantz Productions, Avery se lanzó a hacer publicidad pero su irreverente estilo
de humor no encajó con los nuevos tiempos.
Paralelamente,
en el plano personal, Avery se enfrentó a dos catástrofes: la muerte de su hijo
mayor por sobredosis y la ruptura de su matrimonio.
Irónicamente, Avery pasó sus últimos
años escribiendo guiones para sus antiguos rivales, el dúo Hanna Barbera. Por
si le faltaba algo, Tex Avery enfermó de dos cánceres, de pulmón e hígado pero,
como carecía de seguro médico, tuvo que seguir trabajando hasta días antes de
su muerte.
Tex Avery fue un artista natural y
espontáneo que contribuyó de manera decisiva a construir el humor visual del
siglo XX. No apostó por realizar series sino que concebía cada cortometraje
como una obra acabada. Evitó todos los estereotipos posibles y fundamentó su
puesta en escena en la sorpresa y la risa irónica. La obra de Avery conoció un
importante renacer a finales de los 90, cuando Cartoon Network y Nickleodeon lo
tomaron como ejemplo definitivo para configurar las series televisivas del
siglo XXI.
Referencias
bibliográficas:
Giannalberto
Bendazzi (2003), 110 años de cine de
animación.
John Canemaker (1996), Tex Avery: The MGM Years, 1942-1955.
David
Flórez (1982), Caminando en círculos,
“100 cortos animados” (encirculos.blogspot.com).
John Needham (1988), Portrait of Tex Avery (reportaje)
(https://www.youtube.com/watch?v=CjeelKD_z3E).
Barrier, Michael (1999). Hollywood Cartoons: American Animation in
Its Golden Age.
Adamson, Joe (1975). Tex Avery: King of Cartoons.
No hay comentarios:
Publicar un comentario